miércoles, 26 de noviembre de 2008

2ª UEFA del Sevilla FC: historia en 1ª persona (1ª parte)

A pesar de mi afición por el fútbol y de mi pasión por los colores sevillistas, no había visto jugar a mi equipo más allá de la bombonera de Nervión en ningún otro campo de fútbol, excepto en el Ramón de Carranza en la época de D. Manuel de Irigoyen, cuando siempre salíamos escaldados de Cádiz (no recuerdo haber presenciado ningún partido del Sevilla en Cádiz del que saliera victorioso).

Por esto, y por tratarse de estar en juego un título europeo, el viaje a la final de la UEFA de 2007 en Glasgow tuvo muchas connotaciones y estuvo lleno de anécdotas que, supongo que en algo más de 2 partes, contaré en estas páginas.

Ya el año anterior, debido a que por mi nº de socio del club no tenía derecho a entrada para presenciar la final en Eindhoven (sí o sí), me quedé a un paso de poder vivir el 1º título que el Sevilla tenía la oportunidad de ganar en mis, en aquel entonces, 34 años. Se lió la mundial para conseguir entradas, reventa para “reventar”, organización de vuelos y paquetes de viaje, con o sin entrada (de hecho acudió a la ciudad holandesa un gran nº de aficionados sin entrada que no pudieron presenciar el partido). Pero aún así, estuve hasta el último momento pendiente de conseguir entrada y el correspondiente viaje. Pero me tuve que conformar con verlo en casa por televisión, con la emoción a flor de piel, y celebrarlo con mi niña. Después nos tiramos a la calle a celebrarlo. Nada tuvo que ver con las celebraciones por los 2 últimos ascensos a 1ª división que conseguimos (esas son las cosas que se celebran en casa del pobre, los pequeños éxitos). Ahora tocaba celebrarlo por todo lo alto. Y más aún, teniendo el precedente del año anterior, cuando nos tocó aguantar la celebración de los verderones cuando ganaron la copa del Rey (no dieron ná, copa “parriba”, copa “pabajo”, presidiendo la boda de Joaquín,.... Nosotros somos unos señores, y para el que quisiera verla, se colocó en un lugar creado para la ocasión, dentro del museo que organizó el club con motivo del centenario).


(a punto de partir hacia Glasgow)


Fueron momentos inolvidables, intentando vivirlos de la manera más intensa posible, ya que debido a nuestra trayectoria, podíamos estar otros 60 años esperando para celebrar de nuevo otro triunfo de éstas características. Afortunadamente, la historia no fue así, y en Agosto conseguimos la Supercopa de Europa, ganada al Barcelona en un excepcional partido del que fuimos netamente superiores desde el pitido inicial.

Al año siguiente, y debido a que por nº de socio, en caso de volver a disputar de nuevo la Final (que iluso que soy) volvería a quedarme sin entrada, solicité un par de ellas a través de la página web de la UEFA, para lo cual, entraría en un sorteo, en el que los agraciados conseguirían las entradas. El problema: que en las fechas para solicitarlas todavía se estaban jugando los octavos de final. Nadie sabía quienes iban a ser los finalistas, pero yo las pedí, por si acaso. Si me tocaban, siempre tendría tiempo de renunciar a ellas (en caso de eliminación del Sevilla) o venderlas por internet. Justo en los días que la pedí, jugó el Sevilla su eliminatoria de octavos de final en Donetsk con el Shartak. En Sevilla habían empatado a 2, y el en partido en Ucrania estuvo el Sevilla todo el tiempo a remolque, dándose la situación de que en el descuento del partido estaba el Sevilla eliminado (2-1). Pero fue ahí cuando la historia empezó a cambiar. Un corner, rematado, curiosamente, por Palop, forzó la prórroga, en la que Chevantón marcó el gol que nos llevó a cuartos de final.

Todavía no se había realizado el sorteo de las entradas, pero el Sevilla estaba más cerca de poder jugar la final. En cuartos, contra el Tottemham (al que ha “estafado” el desagradecido Juande Ramos), se cumplió el trámite, a pesar de empezar perdiendo el primer partido en Sevilla, y nos plantamos en semifinales con el Osasuna como rival. En ese momento me planteé comprar las entradas, ya que, si el Sevilla no jugara la final, la jugaría otro equipo español, y en la otra eliminatoria también estaba el Español, por lo que deshacerse de ellas sería bastante fácil.

Fue justo en ese momento, antes de las semifinales, cuando recibí un correo electrónico (¡¡¡horror!!! en inglés), del que no entendí casi nada. No sabía si me felicitaban por haber sido agraciado con las entradas, o si me daban las gracias por haber participado y que en otra ocasión tuviera mejor suerte. Menos mal que existen los traductores online, y a través de uno de ellos logré traducirlo completamente. ¡¡¡ME HABIAN TOCADO 2 ENTRADAS PARA PRESENCIAR LA FINAL DE LA UEFA EN GLASGOW!!!.

Me puse nervioso, y lo primero que hice fue mirar las alternativas de viaje (vuelos, horarios,...) y pensar en quién podría ser mi acompañante. Tuve varios candidatos en mente, y al final se lo propuse a mi amigo Jesús, quien tras varios segundos de silencio, aceptó el envite. Si el Sevilla eliminaba a Osasuna, estaríamos en Hampdem Park animando a nuestro equipo. Sería algo histórico, y algún día recordaríamos y contaríamos las anécdotas y vivencias del viaje (y ahora es el momento).


(con el protagonista de la final de Eindhoven 2006)


Con las entradas en el bolsillo, el Sevilla perdió el partido en Pamplona por la mínima (1-0), y todo se decidiría en el partido de vuelta, creo que la semana antes de la final, con lo que, en función del resultado, habría que actuar con rapidez, tanto para organizar el viaje, como para vender las entradas y recuperar el dinero invertido en ellas.

Pero el Sevilla, en un partido más emocionante y tenso que vistoso, remontó la eliminatoria con un 2-0 que nos llevó a Glasgow a jugarnos la copa con el Español. Sería la fiesta del fútbol español, y a partir de las 22:35 horas de ese día empecé a preparar en mi mente el viaje. Quedaba mucho por hacer, todo ello para vivir los 2 días más intensos y emocionantes que recuerdo.


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