miércoles, 15 de octubre de 2008

Caleta: el gran cajonazo

Desde mi espacio virtual quiero abrir una serie de posts referentes a los cajonazos más sonados y a los que, según mi modesto entender, de una forma u otra también lo han sido.

Y quiero empezar con uno de los más grandes que se han producido en la historia del carnaval de la democracia. Me refiero a la comparsa de Antonio Martín de 1980 “Caleta”. Aquel año pasaron a la final “Payos y gitanos”, “Los cholos del Altiplano” y “Los guanches”, obteniendo 1º, 2º y 3º premio respectivamente, dejando fuera de la final otras 3 comparsas con calidad suficiente para haber obtenido premio, como fueron “Caleta”, “Cuba” y “Luceros del alba”. Tanto por su musicalidad como por sus letras, Caleta ha pasado a la historia como el gran cajonazo, siendo recordada y cantada constantemente a pesar de que hayan pasado casi 30 años. Dicho cajonazo lo celebraron Caleta y Cuba cantando de forma paralela a la final de ese año en la escalinata de la Facultad de Medicina.


Para disfrute de todos los “martinistas”, aquí dejo la letra y el audio de la presentación de esta fantástica comparsa, una de las mejores de D. Antonio Martín García.

Caleta, Caleta.

Mar y cielo.
Una vieja playa.
Rocas desgastadas por tantas azañas.
Y en el firmamento
hay cierto misterio,
y un pueblo perdido
duerme en sus entrañas,
y el rumor del aire
desprende un lamento
que desgarra el alma.

Estribillo:

Es el embrujo sobrenatural
de esa diosa del mar
que se llama Caleta,
que adormecida en su soledad
se va haciendo inmortal
sin que nadie lo sepa.
Su viejo faro relevo del sol
en la noche es timon
para los marineros.
Viva la suerte de poder gritar
contemplando su mar:
Yo nací caletero.

Nace un nuevo dia.
De nuevo amanece.
El mar se retira y descubre senderos.
Rocas que abastece
su mar adivino.
Buscando la vida van los caleteros.
Mariscan y pescan,
y otros se contentan
con mirar su cielo.

Estribillo

Es el embrujo sobrenatural
de esa diosa del mar
que se llama Caleta,
que adormecida en su soledad
se va haciendo inmortal
sin que nadie lo sepa.
Su viejo faro relevo del sol
en la noche es timon
para los marineros.
Viva la suerte de poder gritar
contemplando su mar:
Yo nací caletero.

Caleta, Caleta