lunes, 17 de noviembre de 2008

Comienzos carnavaleros (1ª parte)

Después de algunos días sin apenas tiempo, y con pocas ganas, la verdad, para dedicarle a mi ventana hacia el exterior, y viendo lo que relatan algunos bloggers amigos sobre sus inicios en el mundo del carnaval, hoy voy a narrar cómo fue mi primera experiencia en éste peculiar mundo del folclore gaditano.

Era el mes de octubre de 1989, y yo estaba cursando COU, con alguna que otra dificultad, y el consiguiente mosqueo entre padre e hijo. Uno de esos días que, tras “estudiar” algo y darme una ducha, me estaba preparando para cenar, recibí una llamada de mi amigo Juande, comentándome que en el cuarteto que estaban preparando, el sucesor de “Bueno, bonito, barato y conmigo cuatro”, de los componentes iniciales, Álvaro, por motivos laborales, iba a dejarlo, y ya lo tenían todo planificado para 4 componentes, por lo que habían pensado en mí para sustituirlo. Y que si estaba interesado, que me fuese corriendo para el Bar Camas, donde estaba el local de ensayo, que el director quería conocerme.

Ni corto ni perezoso, y con gran disgusto del jefe (mi padre), me quité el pijama, me puse algo de ropa y me fui corriendo para el Camas. Allí me estaban esperando Miguelón, Juande y Dani (compañeros del grupo de teatro Balbo) y el director, Ignacio González, el “Chano”, el cuál me recibió con un: “éste qué es así de feo, o es que está sin terminar”, que me dejó marcado de por vida.

Allí me contaron en qué consistía el proyecto, cuya autoría era de Juan Rincón, un excéntrico pedagogo y profesor portuense, algo “majara”, pero muy buena gente, y que a partir de ahí siguió escribiendo algunas chirigotas y comparsas con resultados dispares. En definitiva, el cuarteto iba a llamarse “No me escupas que llevo gafas”, y el tipo era de maniquíes surferos, algo abstracto, y del que, a día de hoy, aún sigo sin entenderlo completamente. Yo, debido a las ganas que tenía de probar lo que se siente al salir en una agrupación de carnaval, ni me lo pensé, y ese mismo día me dieron los textos de la primera parodia y un par de cuplés que ya estaban ensayando. Al día siguiente conocí a Juan Rincón, y enseguida noté lo peculiar que era.

(Yo, Juande y Miguelón. Sesión de maquillaje en la Torre Tavira. Foto: Diario de Cádiz)

El proyecto era concursar en la modalidad de juveniles en los concursos de Cádiz, El Puerto y Sierra de Cádiz de Arcos (era su 1ª edición). Y así, tras 3 meses de ensayos, nos plantamos en semifinales en las tablas del Teatro Andalucía (fue el último año en que se celebró el concurso completo allí, mientras se reformaba el teatro Falla). Fue un día que nunca olvidaré, desde el momento en que quedamos para iniciar el viaje a Cádiz, hasta que salimos de la Torre Tavira (donde estaban los camerinos), pasando por la foto oficial del concurso (esta que veis), el proceso de maquillaje (labor de Paco Crespo), el paseíllo desde los camerinos hasta el teatro, los nervios mientras terminaba su actuación la agrupación anterior, la subida del telón, y la actuación.


(De izquierda a derecha: Juande, yo, Dani y Miguelón. Foto oficial del Concurso de Cádiz)

Fue genial. Pero el mejor recuerdo fue cuando escuché por la radio que habíamos pasado a la final. En ese momento (era Domingo por la noche), salí corriendo de casa a buscar a los demás componentes y nos pegamos un fiestón impresionante. El trabajo ya estaba hecho. Ahora lo que teníamos que hacer era disfrutar. Y eso hicimos en la final, donde obtuvimos un meritorio 2º premio, que superó con creces, o eso creo yo, a la calidad que teníamos.

Fin de la 1ª parte