miércoles, 3 de septiembre de 2008

Aquellos maravillosos años

Corría el verano de 1988, y para culminar la temporada de las escuelas municipales de teatro de El Puerto, la Concejalía de cultura del Ayuntamiento organizaba una acampada en el Tempul (Algar-Cádiz) para todos los chavales que habíamos participado ese año en las escuelas de los institutos de bachillerato y formación profesional. Servía de encuentro para la convivencia de jóvenes que, con una afición en común como el teatro, estábamos saliendo del cascarón, aprendiendo a vivir, a conocer el mundo, a relacionarnos... En definitiva, esta actividad sirvió para que todos aprendiéramos algo más de nosotros mismos, de los demás y tambien para el comienzo de una historia que todavía continúa al día de hoy, 20 años después.

A partir de ahí, nuestra afición por el teatro y las artes escénicas se incrementó, hasta el punto de formar parte, muchos de nosotros, de grupos de teatro amateur de El Puerto, tan emblemáticos, como el grupo que formó el malogrado y genial Paco Teja con chavales que, como nosotros, salíamos de las escuelas municipales y teníamos algo más que el resto para poder participar en sus proyectos. También formamos parte, allá por el año 1990, de la creación del grupo Balbo, fundado y dirigido por Emilio Flor, y actualmente considerado uno de los mejores grupos de teatro grecolatino de España, igualmente formado por chavales que, como nosotros, inician su andadura en los escenarios en las escuelas municipales de teatro. Entre todos, que yo sepa, de nuestra época “artística” gloriosa, sólo 2 compañeros continuaron con su carrera profesional dentro de las artes escénicas, a las que actualmente se siguen dedicando: Juanjo Macías y Joaquín Perles (http://www.joaquinperles.com/).

El tiempo pasa, y la vida hace que cada uno vaya tomando su propio camino. Camino que casi siempre te aparta de tus intereses y, algunas veces, también de la gente con la que quieres convivir. La pareja, los estudios, el trabajo, los niños,.... todo influye para que cada vez más vayamos amoldando nuestro proyecto de vida a nosotros como individuo, y no como grupo, que es como normalmente lo hacemos durante nuestra juventud y adolescencia.


Aunque la vida pase y vayamos teniendo nuevas vivencias, nunca debemos olvidar quienes fuimos y de donde venimos, ni los momentos que hicieron que nos fuéramos formando como personas. Lo importante de todo esto es que, la mayoría de los amigos que hoy tenemos la suerte de compartir algunos proyectos y aficiones en común, aparecemos en esta foto que tiene la friolera de 20 años. Como dice la canción de Presuntos Implicados, “cómo hemos cambiado”. Hemos cambiado bastante (aunque la verdad, unos menos que otros), pero lo que no ha cambiado mucho es la unión que surgió hace tanto tiempo, que ha hecho que, después de muchas vicisitudes, distanciamientos e historias varias, nuestros caminos se volvieran a encontrar y sigamos compartiendo tantas cosas como antaño.

Hasta siempre.

(Gracias a mi amigo Antonio Durán por facilitarme ésta fotografía de su archivo gráfico)