viernes, 28 de noviembre de 2008

2ª UEFA del Sevilla FC: historia en 1ª persona (2ª parte)

Ya con mis entradas bien guardadas y con el pase a la final en el bolsillo, empecé a organizar el viaje. La verdad es que la conexión Sevilla-Glasgow es algo complicada, ya que con salida en Sevilla había que hacer 1 transbordo, y la duración del viaje se alargaba demasiado (sobre todo para los que teníamos que pedir días libres en el trabajo). Y las opciones directas eran Málaga (dificultad de horario para llegar a tiempo al partido), Faro (no había vuelo de vuelta de inmediato), y Alicante. Este último era el más asequible, tanto por el horario como por el tema económico (que también era importante). Así que, sin más dilación, reservamos el billete la misma noche de la clasificación para la final, y el plan sería salir desde Sevilla la noche anterior al partido (el martes 15 de mayo, sobre las 12 de la noche) y viajar toda la noche hasta Alicante, allí dejar el coche en el aeropuerto, y coger el vuelo hasta Glasgow, donde llegaríamos, sobre las 12:30 horas (hora local). La vuelta sería el día después del partido (jueves 17 sobre las 7:00 de la mañana), llegada a Alicante y viaje de vuelta hasta Sevilla, donde llegaríamos sobre las 6 de la tarde). En total, serían casi 2 días.

Pues eso, iniciamos el viaje el martes noche, Jesús, Pepe, Lolo, Clemen y yo. Fue genial, cuando aparecieron Pepe, Lolo y Clemen con los bártulos para el viaje. Dichos bártulos eran una nevera llena de botellines de Cruzcampo (frios pa reventar), una caja de repleta de Donuts (40 para ser más exactos), bolsas con una paletilla de jamón y una caña de lomo, envasadas al vacío, y una fiambrera con un queso contado en cuñitas. Y pan, mucho pan. Y para hacer el camino más ameno, además de la música que cada uno aportamos, llevamos un DVD portátil donde disfrutamos de lo lindo con una gran cantidad de videos de Antonio Reguera y su forma peculiar de entender la vida.

(así estaba la caja de donuts al llegar a Alicante)

Así, entre jamón, cervezas (excepto para los conductores), queso, vídeos de Reguera, donuts y paraditas para hacer nuestras necesidades y tomar café, pasamos casi todo el viaje, hasta que los cuerpos no pudieron soportar más el cansancio, y uno tras otro fueron cayendo en un leve sueño (de nuevo, excepto los conductores). Lo pasamos genial en el viaje, que duró aproximadamente 7 horas.

Una vez en Alicante, lo primero que hicimos fue sacar los pasajes, y volvernos al coche para descansar un rato, donde también volvimos a reponer fuerzas, con más jamón y más donuts (había que terminar con ellos). El vuelo fue también muy agradable, donde, aunque no fuese un avión concreto para el viaje de aficionados a Glasgow, íbamos bastantes aficionados de ambos equipos, y entre canticos, bromas y algo de descanso, el viaje se nos hizo bastante corto y ameno. Curiosamente a mi lado se sentó un chico de Alicante, que no tenía ningún tipo de relación con el Sevilla ni con la ciudad, y que era un seguidor apasionado del equipo, ya que esta era su tercera final (junto a las de Eindhoven y Mónaco), y cada vez que podía, se hacía el viaje hasta Sevilla para ver algún partido de Liga en el Sánchez Pizjuán. Eso sí que es tener afición.

(plaza de la afición sevillista)


Una vez que llegamos a Glasgow, comprobamos cómo es el clima en las islas británicas. Día cerrado, lluvioso y húmedo. No vimos el sol en todo el día, ni dejó de llover en ningún momento. Con los “pounds” (libras) en el bolsillo, pues lo habíamos cambiado en Sevilla, empezamos a gastarlos en un taxi-furgoneta que tuvimos que coger para llegar hasta el centro de la ciudad. Ahí empecé a darme cuenta que los “pounds” se esfumaban con una rapidez tremenda. Creo que fueron 25 pounds (37 €) lo que nos costó el viaje. Una vez que llegamos al centro, nos dirigimos a la plaza donde estaban congregados todos los aficionados sevillistas. Allí palpamos un poco el ambiente (no se cabía en la carpa), nos tomamos una cerveza (caliente, y a 3 pounds-4,5 €, vamos, un robo, pero así estaba el mercado), y nos marchamos a buscar algún sitio cerrado donde sentarnos a comer y tomar algo de beber. Curiosamente, encontramos justo al lado de la plaza un local con ambiente andaluz, donde trabajaban algunos españoles que están estudiando en Glasgow, y del que nos hicimos clientes “vips”, ya que tenían un buen cargamento de Cruzcampo fresquita. Allí comimos y bebimos, hasta casi que llegó la hora de marcharnos hasta el estadio. No sin antes, parar de camino en un pub donde cayó la primera copa (al mismo precio que la cerveza).


(ese peaso de taberna andaluza. Estuvimos como en casa)


La organización estuvo genial, ya que, al estar el estadio en las afueras de la ciudad, el modo más fácil y rápido de llegar era en tren, habiendo una parada situada cerca del estadio. Durante el viaje, en el que compartimos espacio con los aficionados del Español, no paramos de cantar y de animar el ambiente. Los chavales del Español estaban un poco cohibidos, ya que la fuerza de nuestros cánticos superaba con creces a los suyos. Llegamos a los aledaños del estadio como un par de horas antes del comienzo del partido, siempre con una llovizna, que, aunque no era muy molesta, sí que iba calando poco a poco. Allí estuvimos viendo el ambiente previo (algo tenso y frío, como el día), hasta que abrieron las puertas del estadio. En ese momento, el grupo que íbamos juntos nos tuvimos que separar. Pepe, Lolo y Clemen, al haber sacado las entradas en el club, estaban en la zona reservada a la afición sevillista. Y Jesús y yo, como teníamos las de la UEFA, que eran de zona neutral, nos colocaron en dicha zona, justo al lado del pasillo que nos separaba de los aficionados del Español. Afortunadamente, todo el estadio estaba cubierto por una visera, y no tuvimos que soportar la lluvia que no paró de caer durante el partido. La zona que nos tocó estaba llena de aficionados neutrales, que obtuvieron sus entradas vía página web de la UEFA, o directamente a través de los organizadores de Glasgow, por lo que pocos entendían nuestro idioma (menos mal que los signos y los gestos son universales).


(en las puertas del estadio)


A pesar de la tranquilidad con que lo narro, el día fue bastante tenso y lleno de nervios, que se incrementaban conforme se acercaba la hora del partido. Mientras nos hacíamos fotos, palpábamos cómo iba creciendo el ambiente, mandábamos mensajes o hablábamos con nuestra casa, llegó la hora del partido, y empezamos a disfrutar (sufrir) con el espectáculo.


Continuará..