martes, 14 de octubre de 2008

Turismo Andaluz...

Este fin de semana, fiesta o puente, o como queramos llamarlo, que ha pasado, hemos estado por la costa y la Alpujarra granadina. Es una zona que siempre había querido visitar, pero que nunca se había terciado de hacerlo. Hasta que hace mes y medio, me dio por reservar 3 “diítas” en un hotel muy apañao (Bahía Tropical de Almuñécar), y así conocer parte de la costa Tropical y la parte más occidental de la Alpujarra “granaína”. Ha merecido la pena, salvo por el fuerte viento “huracanado” que sufrimos el viernes y el sábado. Además de Almuñécar, hemos visitado Salobreña (bonito enclave sobre la ladera de una montaña, me ha recordado a Setenil de las Bodegas), Motril y Nerja, con su célebre Balcón de Europa y, como no, el barco de Chanquete, que está situado en un aparcamiento público, y rodeado de obras (justo cuando lo visitamos estaba el chófer de un autobús dando lustre a su vehículo, una foto “preciosa”).

Aprovechamos el día con menor viento previsto (el domingo), para visitar la Alpujarra. No hizo nada de viento, pero la neblina fue intensa, lo cual dificultó la visión de las vistas que tiene la zona. Estuvimos en Lanjarón (sólo quedan 2 fuentes de agua natural de todas las que había), donde aprovechamos para rellenar alguna botella de agua. Visitamos Órgiva, con un calor sofocante y bochornoso, donde estuvimos buscando una ermita del siglo XVIII que no encontramos (debe ser por eso, que era del siglo XVIII y no ha llegado al siglo XXI, ya que buscándola casi llegamos a Almería sin encontrarla). Después seguimos subiendo algo más y llegamos a Pampaneira. Fue horroroso, ya que había una feria de artesanía y el caos de vehículos y personas se apoderó de la zona. Pasamos de largo, tras una considerable cola para cruzar el pueblo. Decidimos seguir para arriba y llegamos a Bubión. Más de lo mismo. Todos los aparcamientos completos y prohibido aparcar en los márgenes de la carretera (vaya éxito que estábamos teniendo con nuestra ruta por la Alpujarra). Continuamos el camino y llegamos a Capileira. Por fín pudimos aparcar, no sin dar un buen paseo antes por sus calles. Allí aprovechamos para pasear un poco y comer (Bar el Tinao). Con cada bebida te ponen una tapa, y con eso y el “plato alpujarreño”, acabamos “pa reventar”. De nuevo otro paseo para bajar el chorizo y la morcilla, y “pa” Almuñécar, a descansar, a cenar, y a hacer las maletas que nos volvíamos para casa al día siguiente.
Y de nuevo, volvemos a la misma rutina de todos lo días, pero con la satisfacción de haber conocido algo más de nuestra tierra, Andalucía.